Época: América 1550-1700
Inicio: Año 1550
Fin: Año 1700

Antecedente:
Nueva España durante los Austrias



Comentario

Las islas Filipinas constituyeron el límite oriental del virreinato novohispano. Tras su conquista por Miguel López de Legazpi, quedó vinculada a México por medio del Galeón de Manila, que hacía la ruta descubierta por Urdaneta en 1565. Después de ser conquistada por Legazpi llegó el gobernador Guido de Lavezares, que declaró libres a los naturales, excepto aquellos que se opusieran a la dominación, que fueron esclavizados (moros y negritos). Su libertad se compaginó con el trabajo obligatorio en las obras públicas, en la construcción naval o como bogas de las embarcaciones. Filipinas fue declarada Gobernación y Capitanía General dependiente del virreinato mexicano en 1574. En 1584, se creó la Audiencia de Manila, suprimida en 1590 y restablecida ocho años después. Su presidente era el mismo Gobernador. Manila tenía Caja Real y tres oficiales que administraban la Real Hacienda. El modelo americano se completó con la fundación del obispado de Manila, en 1579, y con la creación de tres obispados sufragáneos de la arquidiócesis de Manila, en 1591 (Cebú, Nueva Segovia y Nueva Cáceres). Los religiosos agustinos, franciscanos, jesuitas y dominicos se encargaron de la evangelización de los naturales. El clero secular era muy escaso.
La población filipina fue muy diferente de la de los reinos americanos. No hubo catástrofe demográfica y se mantuvo en torno a los 600.000 habitantes. Estaba formada por etnias como los negritos, los indonesios, malayos, chinos y españoles. Estos últimos apenas sobrepasaban el millar y medio y vivían principalmente en zonas próximas a Manila. Los chinos (unos 21.000 hacia 1632), se ocupaban de los trabajos más duros y protagonizaron tres levantamientos durante el siglo XVII. El mestizaje entre los aborígenes y los españoles fue escaso. No así el de indígenas y chinos.

La economía filipina era de base agropecuaria. A las plantas alimenticias de los asiáticos se sumaron las europeas y americanas. La dieta popular seguía centrada en el arroz, pero el maíz tuvo gran aceptación. Las islas producían, además, buen algodón, caña y tabaco. No pudieron aclimatar las especies de las Molucas pese a intentarse varias veces. La ganadería no fue menos importante. A los ganados de carabaos y de cerda ya existentes, se sumaron el mular, caballar, vacuno y ovino. La minería estuvo limitada a algunas extracciones irregulares de hierro en Paracali. No había plata, ni se encontró oro hasta el siglo XVIII. El comercio fue su actividad más importante. Los españoles negociaban con las Molucas, Bengala, China, Japón, Siam, Borneo, Sumatra y Java, enviando las especies, nácar, carey, calaín, diamantes, alcanfor, palo de Cambac, cera, porcelana, sedas, etc. que exportaban a América (México y Perú) a cambio de plata y productos de la dieta mediterránea. Los comerciantes sevillanos se alarmaron de la fuga de plata hacia Asia y, en 1593, se ordenó que Manila negociase sólo con Acapulco y por un valor máximo de 250.000 pesos, retornando a cambio un máximo de medio millón de pesos en plata.

La situación geopolítica filipina originó su intrusión en la guerra de mercados que sostenía el comercio internacional a comienzos del siglo XVII. Los holandeses iniciaron sus campañas para apoderarse de las Molucas, desalojando de ellas a los portugueses y la Corona española tuvo que intervenir en el conflicto. Al principio, para defender los intereses portugueses, luego con ánimo de desplazar a los holandeses. La contrapartida de ello fueron los numerosos intentos holandeses por apoderarse de las Filipinas, que no cesaron hasta la Paz de Westfalia. En 1662, los españoles abandonaron sus pretensiones en las Molucas y los holandeses en Filipinas, restableciéndose un status quo que perduró ya hasta fines de siglo.